¡Hola mis bonit@s! Han pasado cuatro meses y un millón de cosas entre mi último post y este y como todos sabéis por mi perfil de instagram ¡estamos embarazados! Todavía me cuesta creérmelo…la verdad es que no sé bien ni como empezar este post.

Desde que empecé a escribir la historia de mi infertilidad siempre imaginé que cuando consiguiera el embarazo escribiría un post a la semana, lo contaría en cuanto lo supiera, lo gritaría a los cuatro vientos, empezaría a comprar cositas, porque…¿porqué iba a salir mal? Ay qué ingenua, madre mía…pero no adelantemos acontecimientos, voy a intentar resumir estos 3 meses de la forma más ordenada posible.

Julio

Vamos a repro, yo llevo una lista (literal) de preguntas y de cosas que he ido aprendiendo de la infertilpandy para comentarla con las doctoras. Ellas, muy amables van punto por punto por toda la lista pero al final salgo de la consulta con el sabor agridulce de quien recibe una respuesta indefinida. ¿Va a funcionar esta tercera FIV? Nadie lo sabe. No saben porqué no me embarazo o porqué el único embrión que cuajó de los 10 que me han transferido en diferentes tratamientos fue ectópico y, lo peor, no pueden hacer nada más porque las pruebas dicen que yo estoy bien y que los bichitos de mi marido están, digamos, menos mal. Me siento como quien tira una moneda al aire, pero con mi cuerpo, mis hormonas, mis sentimientos…tirar eso al aire, a la suerte, es una gran putada. Es tirar tu corazón al cielo con mucha, mucha fuerza, muy, muy alto y esperar a que caiga. Si no lo coges, se romperá en mil pedazos y no habrá quien pueda reconstruirlo. Y aunque así fuera, siempre, siempre quedarán las cicatrices.

Nos dan las recetas de toda la medicación y la guardo en la nevera. Con la regla de agosto (previsión para el 6) tengo que comenzar a tomar la pastilla anticonceptiva para empezar a prepararme pues el 6 de septiembre comenzamos con los pinchazos.

Con este plan en mente, el día 24 de julio (día de nuestro aniversario de bodas y también el día que comienzo mis vacaciones de verano) decido hablar con el Director de Personal y con el CEO de mi empresa y contarles que a la vuelta de vacaciones voy a comenzar mi tercera FIV. Muchos no compartiréis esta decisión pero, después de pensarlo mucho, decidí hacerlo por mi paz mental. En anteriores tratamientos me agobiaba muchísimo tener que mentir cuando faltaba a trabajar por revisión de folis o por punción o por transferencia o por las mil y una cosas que pueden surgir entre medias, y aprovechando que tengo muy buena relación con ambos, dije, mira, yo lo voy a contar. Así y lo hice y la respuesta fue más que positiva. Muchos ánimos, mucho cariño y muchas palabras bonitas de que lo iba a conseguir.

Salí de trabajar y ese mismo día nos fuimos a celebrar nuestro aniversario a Aranda del Duero. Me encanta celebrarlo y siempre preparo algo especial. Este año había reservado un hotel de esos con encanto y experiencia incluida (una visita nocturna a una bodega subterránea super chula). Quién nos iba a decir que ese día, que ese viaje, que en esa cama nuestra vida había cambiado para siempre…

Agosto

Y llegó el mes de las terracitas, las cervecitas al sol, piscineo, barbacoas , los gin tonics nocturnos con amigos y las ansiadas vacaciones. Este año decidimos no irnos tan lejos como habíamos hecho los años anteriores y optamos por irnos a Madeira. Contratamos varias excursiones y nos fuimos con ganas de explorar la isla y llegar a casa necesitando vacaciones de las vacaciones. Eso sí, en la maleta no podían faltar compresas, tampones y la píldora…que mi amiga iba a venir a visitarme en cualquier momento.

Los días pasaban y yo estaba un poquito revuelta. Tenía muchísimos gases, la tripa bastante suelta y unos mareillos algo extraños. No le di ninguna importancia. La maldita se estaba retrasando y aunque siempre llevaba los por si acaso me pilla en cualquier lugar en el bolso, nunca tenía que llegar a usarlos. Y así un día, y otro, y otro…y de repente una noche, uy, mira, un poquito de marrón…ya está, mañana me viene fijo. De hecho, esta noche vamos a tener sexo, que eso no falla y ya verás como termina de bajar. Al día siguiente, un blanco nuclear en el papel.

10 de agosto. Mi regla sigue sin venir. Miro la fecha de mi última regla…el 10 de julio. ¿Cómo? Pero si mis ciclos son de 25-26 días…¿31 días sin regla? Decido hablar con mi marido. «Gordi, esto va a ser el avión, el cambio de aires, pero mira yo prefiero que vayamos a una farmacia, me compro un pipitest y ya en cuanto vea el negativo me baja!. Mi gran preocupación era que me tenía que tomar la dichosa píldora y si me retrasaba en eso, tampoco podría empezar a pincharme el 6 de septiembre.

11 de agosto. Me levanto por la mañana, hago pis en el cacharro y lo dejo a un lado mientras me limpio, pensando en que ahora tendría que esperar un buen rato para ver el resultado. Nada de eso, para mi total estupor el resultado estaba ahí al segundo. Dos rayas. No puede ser. No puede ser. Hay dos rayas en mi pipitest.

Fui a enseñárselo a mi marido, todavía dormido, y ninguno de los dos dábamos crédito. Os juro que no fue alegría, no fueron los fuegos artificiales mentales que yo me había imaginado que serían…fue simplemente incredulidad. Después de 5 años de búsqueda, 2 FIV, 10 embriones, 5 transferencias y un único positivo que resultó ser un ectópico…ahí hay dos rayas que significan un embarazo natural. Muy fuerte.

Imaginaos mi situación. El día anterior cenamos carne a la piedra (cruda, vuelta y vuelta por la piedra…que le faltaba mugir al morderla, que es como a nosotros nos gusta) por supuesto con vino y el gintonic de después. El anterior un atún, también a la piedra que es verdad que se deshacía en la boca, con vinito blanco, of course. Todas las vacaciones fumando (me había prometido dejarlo otra vez en cuanto volviera del viaje). ¿Pero yo qué iba a saber? Es que no estaba ni en mis pensamientos más remotos. Pero ahí estaba. Ahí estaba y yo había estado envenenándole desde el minuto uno de vida. Tenía claro lo que iba a pasar. No iba a salir adelante. Y ese pensamiento, esa ansiedad, esa angustia que pasó a convertirse en insomnio total, iba a ser mi nueva mejor amiga durante muchas, muchas semanas.

Cuando volvimos del viaje decidimos contárselo solo a la familia más cercana (mi madre, mi hermano y los padres de mi gordi). Nadie más. Lo contamos con miedo y encima la reacción de mi madre fue una puta mierda que no quiero ni contar porque me vuelvo a enfadar. Básicamente pasaron dos cosas, una que sacó temas del pasado (incluso de mi ex, muy fuerte) la tarde que te cuento que estoy embarazada (como no hay temas de conversación que puedes sacar, me sacas un barril de mierda y lo esparces bien por toda la terraza) y que se hizo protagonista de esta historia: como la otra vez se ilusionó tanto y salió mal (el ectópico), que ahora no podía alegrarse porque no quería volver a pasar por eso. ¿Perdona? ¿ese no es mi papel y el de mi marido? que me parece muy bien que tú también lo sufras pero nos respetas y te lo callas y disimulas porque de verdad que es lo que menos necesito oír en esta vida. Y menos de mi madre. En fin, un desastre que me costó semanas perdonar. Ni siquiera sé si lo he perdonado del todo…

También hubo cosas buenas. La primera eco, el 27 de agosto. 6 semanas de embarazo y ahí estaba, una pulguita con un corazón latiendo fuerte, gritando que estaba bien, que tenía que calmarme y confiar. Esta eco fue en repro y oficialmente nos dieron el alta. Estaba embarazada, tenía un embrión y mi embrión tenía latido. «Tienes un embarazo espontáneo normal, por lo que ya no te haremos el seguimiento en repro». Normal, jamás pensé que lo normal sentaría tan bien. Adiós infertilidad, fuck you, game over. Hemos ganado. Esperamos no volverte a ver en nuestras vidas, nunca más…por favor.

Septiembre

Mes de mi cumpleaños. Muy difícil evitar a mi familia. Muy complicado quedar con ellos y pedirme un refresco o una cerveza sin alcohol sin suscitar sospechas. Había que contarlo.

4 de septiembre, 8 semanas de embarazo. Mis miedos siguen intactos e in crescendo. Nos toca eco en la privada y volvemos a oírle, más fuerte aún si cabe que la vez anterior. Nos repiten que todo parece ir fenomenal, que hay que esperar a la semana 12 pero que todo marcha bien. Para mi no es suficiente. Llevo semanas sin dormir.

Aún así celebro mi cumpleaños y decidimos contarlo al resto de mi familia. Primos, tíos…todos ilusionados, todos felices mientras yo sonrío cauta y encerrada en el cajón de mis miedos. Todos lo notan, me dicen que es normal pero que tengo que relajarme y confiar, que la ansiedad es mala para el bebé…como si yo no lo supiera. Encima me dicen que por mi edad me tienen que hacer la curva. Me la hacen el 19 de septiembre y allí solo había tripas grandes y yo…más miedos, más angustias.

Decido comprarme el Doppler fetal y es lo mejor que hago en mi vida. Me llega justo ante de la eco de la semana 12 y fue la primera eco que no iba temblando porque la noche anterior pude oír su corazón yo sola, tranquila, en el salón de mi casa. Fue un momento super mágico porque sabes exactamente donde está tu bebé, lo sientes tan cerca…es tan bonito…

Octubre

1 de octubre. Eco de las 12 semanas en el privado. TODO BIEN. Riesgo bajo de todo, pliegue nucal bien y tiene hueso en la nariz. Las medidas y el peso corresponden a las 12 semanas y es un bebé sano y fuertote. Todo cambia.

Me embarga una felicidad, ahora sí. Ahora quiero gritar mi embarazo a los cuatro vientos, de hecho ese mismo día lo digo en el trabajo y me pongo ropa un poquito más ajustada para intentar lucir la poquita tripa que tengo. Me prometí a mi misma que si me decían en la 12 que estaba bien, yo iba disfrutar del embarazo, pase lo que pase después. Me lo merezco…y mi bebé también.

7 de octubre. Eco de las 12 semanas en la Seguridad Social. Todo igual de bien y una sorpresa, ES UN BABY BOY. Siempre imaginé a mi golondrina y resulta que ha venido mi pequeño pajarito. Bienvenido, mi vida. Quédate para siempre conmigo.