Buenos días querid@s, hoy solo quería pasarme por aquí para describir mi primera experiencia con el Omifín. Cuando me lo recetaron me leí el prospecto y luego pensé que no debería de habérmelo leído, por aquello de la hipocondría y esas cosas…
El caso es que no entiendo muy bien el fin de estas pastillas y por más que he mirado en blogs amigos no encuentro respuesta…así que he decidido contaros mi experiencia por si le sirve de ayuda a alguien.
Lo primero que para mí no tiene sentido es que me receten Omifín cuando yo sí ovulo. Y no me mandan 50gr, no…100 gr (dos pastillas diarias), así, del tirón. Me hicieron análisis antes de tomarlo, el viernes otra vez (porque mañana jueves termino con las pastillas) y luego el día 22 del ciclo. Supongo que será para ver cómo responde mi cuerpo y tal pero si el Omifín lo que hace es estimular la ovulación para que tenga más oportunidades de concebir de manera natural, ¿entonces porqué en negrita, subrayado y en mayúscula me pone el médico NO MANTENER RELACIONES SEXUALES SIN PROTECCIÓN MIENTRAS SE ESTÉ TOMANDO OMIFÍN. ¡¡No entiendo nada!!
Luego claro, te pones a leer y ya para qué queremos más. Que si estas pastillas hacen que se estrechen las paredes del endometrio, que si es perjudicial para luego ovular de manera natural, que si después de tomar Omifín se te retrasa la regla, que si manchas muy poquito…¡millones de cosas! qué os voy a contar…
De momento lo que sí puedo contaros de primera mano son los efectos secundarios que estoy sufriendo con el Omifín:
Visión borrosa: Casi desde el primer día. No llevo gafas, veo perfectamente y de repente se me nubla la vista de vez en cuando. Es muy esporádico, con parpadear y cerrar los ojos unos segundos se va…por lo menos hasta hoy.
Ansiedad/¿Depresión?: Ayer (día 3 de pastillas) me dio una angustia, una tristeza, un enfado con la vida…que no fue ni medio normal. Me sentía sola, desgraciada, quería discutir todo el rato y correr a mi cama a que terminara el día de mierda. Hoy no tengo esa sensación de tristeza, pero sí estoy todo el rato nerviosa, acelerada. Muy acelerada.
Diarrea: Fatal, una palabra así de fea solo puede traer cosas feas a este mundo cruel. Llevo dos días (día 2 y 3 de pastillas), pero hoy estoy mejor. Algún retortijón, sin más.
Insomnio: Supongo que tiene que ver con vivir acelerada. Llego a la cama y tengo tanta energía todavía que no puedo dormir y la cabeza te va a mil por hora. Luego caigo redonda porque estoy super cansada pero me despierto como a las 5.30 de la mañana y ya no puedo dormir más.
¿Qué estoy haciendo para remediar todo esto? El gimnasio. Sé que muchas diréis, que sí, que vale, lo de siempre…pero no, va en serio. Ayer no fui al gimnasio y fue cuando me dio el brote ese de ansiedad/enfado. En el gimnasio quemas todas esas energías y malos rollos que te producen, ya no solo las pastillas, sino el puto proceso este en general. Ese momento ducha después de haber estado sudando hormonas lo más grande, sintiéndote bien contigo misma, y sobretodo sintiendo que sí, que aún con todo esto por lo que estás pasando eres capaz de controlar tu cuerpo, de sentir tu cuerpo, que tu cuerpo es tuyo, joder, es maravilloso.
Porque en realidad creo que podemos resumir esto así ¿verdad? La infertilidad es un estado de pérdida de control: pierdes el control de tu cuerpo, de tu mente, de tu intimidad…de ti misma incluso. Y yo como friki del control dentro de mi desorden que soy pues esto me afecta mucho y me pone muy nerviosa.
El BodyPump , que es lo que hago en el gimnasio, me ayuda a encontrarme, a ser consciente de cada movimiento de mi cuerpo, de todos y cada uno de mis músculos. Cada clase intento subir un poquito el peso en algún ejercicio porque con estos pequeños retitos me digo a mí misma que soy capaz, que si quiero puedo. Que todo está en la mente, que no tengo que desistir. Que me quiero. Mucho. Que no soy perfecta, que no soy una coneja, ni siquiera una cobaya…pero que aquí estoy. Que sigo luchando. Que sigo de pie. Y sobretodo…que voy a seguir estándolo.
Entonces vuelvo a casa. Mi perrita se alegra tanto de verme que no puedo evitar sonreír. Le pongo la correa corriendo y salimos a pasear. Es otro de mis momentos preferidos del día. Ella tan feliz, tan agradecida…sin saber que soy yo la que le doy las gracias cada día por ser mi bebé, por hacer que me vista y salga a la calle incluso los días que solo quiero estar metida en la cama. Por ser y estar ahí siempre, sin tener ni la más remota idea de qué me pasa, sin mirarme con pena o con condescendencia. Queriéndome tanto, de esa manera tan única, tan bonita y tan sincera, permitiéndome darle todos los cuidados y todo el amor que tengo guardado aquí, en el pecho, loco por salir.
Y son esos momentos en los que estoy en paz. En los que repongo fuerzas para combatir de nuevo los fantasmas de la infertilidad, un día más. O un día menos. Quién sabe…