¡Hola mis bonit@s! Jo, os tengo abandonados…ya lo siento. Tengo tantas cosas que contaros que voy a ver si soy capaz de organizar mis ideas y contarlo todo de manera que se entienda…aunque la primera noticia es la que os ha adelantado el nombre del post: el embarazo, tal y como sospechábamos, resultó ser ectópico.
El caso es que la beta como sabéis fue muy bajita (29), pero para mi sorpresa en la Seguridad Social no te la repiten cada 48 horas como había visto en cientos de blogs. A mí me tuvieron con la duda una semana entera. Cuando me la repetí resulta que había subido a 100, por lo que aunque seguía pintando ser un embarazo no evolutivo, me dijeron que como había subido tenía que seguir tomando la medicación. Me hicieron una ecografía y no vieron nada, ni saco ni manchita ni nada de nada. Solo me repetían una y otra vez que si había sangrado y que si me dolía algo. Y yo estaba como una rosa.
¿Os acordáis que tenía el dilema de contárselo a mi madre en la comida de celebración de su cumple? Pues al final decidimos hacerlo. Y fue tan bonito…Compré una caja en forma de corazón y metí dentro un par de patucos blancos más tiernos que el día de la madre. Yo ese día venía de trabajar de un evento que tenía y llegué la última a la terraza donde se estaban tomando unas cañas antes de entrar al restaurante a comer. Mi marido, muy avispado, pasó dentro a pedirme una cerveza sin alcohol para que nadie le oyese y no estropearan la sorpresa. Ay pero las madres son tan listas…según me senté en la silla mi madre empezó a mirarme raro y a decirme, «jolín, ¿has cambiado de crema? tienes un brillo en la cara estupendo, qué buena cara tienes, qué guapa estás…». ¡¡De este palo!! Yo no daba crédito. Todo el rato la decía, ay mamá será que hacía ya que no nos veíamos mujer…y ella erre que erre. Iban a pedirse otra cerveza y yo ya les metí prisa porque es que ¡¡¡veía que como pasase más tiempo me iba a pillar!!!
Al llegar al restaurante tuve que ser rápida. Antes de que llegase el camarero y me obligase a pedir algo sin alcohol. Dije algo así como «primero los regalitos» y le puse la caja del corazón delante. Al abrir la caja mi madre se quedó en shock, abrió la boca como si fuese aquello un tunel de la M30 y se puso a llorar de alegría… y yo con ella, claro. Qué bonito llorar de alegría ¿verdad?. Luego fueron todo besos y abrazos entre mi madre, mi suegra, mi suegro, la pareja de mi madre, mi marido y el espíritu santo, jajaja.
Sinceramente, no me arrepiento de haberlo hecho. En un principio sí me arrepentí, cuando acabó todo…pero ya no. Me quedo con lo vivido, con los sentimientos bonitos, con tener algo más que contar cuando realmente salga bien y esté aquí mi pequeñ@ guerrer@.
Ahora viene la parte fea de la historia. Me hicieron otra beta la semana siguiente. 48. Seguía siendo positiva, seguían preocupados porque no veían dónde estaba y seguían insistiendo en que al mínimo dolor o sangrado fuese corriendo a urgencias…pero yo seguía encontrándome bien. Pues nada, seguimos con la medicación y otra vez a esperar.
La semana siguiente ya era marzo. Se supone que desde la transfer con embrión de 3 días (el 24 de enero) estaba ya de 6 semanas, si contamos desde la última regla ya serían dos meses…pero en las ecos seguía sin verse nada. Me hicieron otra beta justo el día que me iba de puente (el 1 de marzo). Volvíamos al norte después de mucho tiempo sin ir y yo tenía unas ganas locas de comer chuleta, beber buen vino y todas esas cosas ricas que hacemos por allí. Pues según estamos llegando a Bilbao, me llaman con el resultado…53. ¿Perdona? Yo ya lo daba todo por perdido porque de 100 había bajado a 48, con deciros que no me llevé ni la medicación porque de verdad pensé que iba a darme negativo. Lo peor de todo fue el tono preocupado de la doctora, claro, no lo veían, estaba claro que no era un embarazo viable pero seguía creciendo en algún lugar dentro de mí donde no debería estar…con el peligro que eso conlleva.
A lo mejor hice mal, pero lo pensé un momento y decidí disfrutar de mis vacaciones. A ver, no me puse fina filipina ni nada de eso, pero me bebí algún vino y comí lo que tuve que comer. Compré la medicación y me la puse regularmente, eso sí, pero en cuanto a comer y beber dejé de tener tanto cuidado.
El día 7 me hice la última beta y ya dio 5. Por fin pude dejar de tomarme la medicación y enseguida me vino la regla (10 de marzo). Madre mía, ¡¡menos mal que era domingo!! Qué regla más dolorosa, qué mal lo pasé…Horrible, en serio. Quería ir a urgencias pero eran dolores que subían y bajaban, pero todo el día. La escala de dolor subía de 5 a 10 y volvía a 5 y así. Horroroso, en serio. Una sangre…unas cosas que salían por ahí…brutal. Hubo un par de veces que creía que me había cagado (perdón por ser tan gráfica), pero real, ir corriendo al baño y qué va, todo aquello era como una especie de bolas gelatinosas así como negras…madre mía.
Cuando me vino la regla fui a la consulta para poder empezar de nuevo con otra tanda de congelados, y tengo que deciros que les describí muy gráficamente todo a las doctoras y me dijeron que era totalmente normal, parte del proceso. De hecho, me hicieron una eco y me dijeron que estaba limpiándome muy bien solita (no te jode, vamos, como la patena me estaba quedando) y que ya podía empezar con los parches para la siguiente transfer.
Y así estamos a día de hoy ,con la transfer de dos embrichunguis recién hecha. Pobres míos, les he bautizado como embrichunguis porque en un principio han sido catalogados como C, pero han sobrevivido los dos a la descongelación perfectamente, así que son dos embrichunguis muy fuertotes. Hoy, después de todo lo pasado, me he venido a casa después de la transfer. He leído que es mejor ir a trabajar, hacer tu vida normal…pero bueno, hay que hacer las cosas diferente si quieres resultados diferentes como decía Einstein. De momento los embrichunguis tienen la casa más limpita que los otros (he dejado de fumar) y me he quedado en casa el día de la transfer…el resto me temo que depende de ellos.
Alea jacta est!
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