Beta perotiva: beta positiva…con peros

Ay amiguis…¡¡que es positiva!! Pero como no podía ser de otra forma no puedo estar dando saltos de alegría porque…pues porque ¿para qué voy a tener yo una beta en condiciones que me deje respirar unos días y alegrarme de una vez? No he tenido una beta negativa, he tenido una beta que voy a llamar «beta perotiva», una beta positiva con muchos peros.

Cuando he visto el número ese largo de centralita casi se me sale el corazón por la boca pero es que luego tras preguntarme mi nombre e indicarme que llamaban del hospital me suelta..¡enhorabuena! la beta es positiva…PERO. Ay, un pero, vaya por Dios…

El caso es que el resultado es bajísimo, 29. Un mísero 29. Vaya tela. Me ha durado la alegría, pues no sé, lo mismo que el resultado…29 segundos. ¿No podía tener yo una beta decente, de más de 100 para disfrutar de este paso? Pues no. La doctora me ha dicho que hay que ser prudente, que estoy embarazada (qué fuerte), PERO (otro pero) que el valor es muy bajito y que si mancho o me duele mucho que me vaya a urgencias corriendo.

Mirando en internet he visto que hay posibilidades…pero bastante pocas. Así que he decidido disfrutar de este «mini embarazo» lo que dure, sobre todo porque nunca habíamos llegado hasta aquí. Siempre había sido negativo y aunque es bastante improbable que salga bien, el médico me ha dicho las palabras que tanto he deseado oír: ESTOY EMBARAZADA.

¿Qué es lo que puede pasar? Puede que sea un bioquímico, puede ser un embrión que por problemas cromosomáticos haya detenido su desarrollo, pueden ser problemas hormonales, pueden ser los 5 cigarritos al día que me he fumado (ya lo sé…hasta hoy, lo prometo).

No sé que pasará, pero lo realmente importante es lo que ya HA PASADO: mi cuerpo por fin ha entendido que cuando los médicos meten embrioncitos ahí dentro es para que se implanten, no para que se pase olímpicamente de ellos. Mi cuerpo ha aprendido a reconocerlos como suyos. Mi útero se ha entendido con ellos, se han comunicado y los ha acogido con la intención de tenerlos ahí por lo menos 9 meses. Esto es un lograzo y solo por ello debería estar contenta, así que sí. Me voy a permitir estar contenta y si sale mal por lo menos me quedará el consuelo de que vamos avanzando, vamos dando pasitos y hemos dejado de estar estancados en un punto del que no sabíamos cómo salir.

Qué fuerte todo porque yo en el fondo os juro que sabía que iba a salir positiva pero que iba a ser bajita. No me digáis porqué, pero lo sabía. Como dije en el post anterior, todo ha sido tan diferente esta beta…Ahora ya puedo contarlo porque antes pensaba que era todo producto de mi imaginación poderosa o de las hormonas que me estoy metiendo para el cuerpo.

Las diferencias fundamentales que yo he notado entre mis dos betas negativas y ésta han sido las siguientes:

  • Las betaesperas anteriores tuve síntomas la primera semana y la segunda no y en esta ha sido todo lo contrario.
  • Tenía unos granitos en el pezón izquierdo que las otras veces no me habían salido (super pequeños eh, nada de los granos de Montgomery esos).
  • Por las mañanas me levanto medio revuelta y por las tardes tenía un hambre que me comía una vaca…

Pero lo que más me llamó la atención fueron dos cosas:

  • La primera un antojo horrible de comer alitas de pollo así de repente…¡cuando no me gusta el pollo!
  • La segunda fue una situación en el trabajo. Volvíamos un grupo grande de hacer un asunto en un estudio de grabación cuando ya en el autocar, volviendo a la ofi, suena en la radio «Un ramito de violetas» de Cecilia. Me recordó tanto a mi madre que noté como se me llenaban los ojos de lágrimas y no hubo forma de controlarlas hasta que se acabó la canción. ¡Qué llorera! Os juro que no soy llorona, lo fui hace años pero el tiempo, las heridas y las cicatrices me han hecho mucho más…iba a decir fuerte pero creo que la palabra correcta sería fría.

Cabe destacar que mi madre está perfectamente, y por Dios que siga así muchos años más. Es decir, que las lágrimas no tenían ningún sentido, no eran de pena, no eran por una persona que no puedo abrazar, que no está conmigo. El llanto fue un sentimentalismo incontrolable por un recuerdo de mi infancia donde, mientras sonaba esa canción en un autobús lleno, yo fui incapaz de controlarme y a su vez, totalmente capaz de transportarme al pasado, ver claramente a mi madre cantarme esa canción e incluso oír sus desafines y esos cambios en las letras tan suyos que a mi siempre me han hecho partirme de risa.

Hablando de mi madre…¿qué hago? ¿se lo cuento? Resulta que el día 11 es su cumple y yo hasta el 21 no tengo la eco (otra cosa que me parece rarísima, en vez de repetirme la beta a las 48 horas resulta que hasta el 21 no tengo que volver…¿será que tienen claro que me va a bajar la regla antes?). Desde que sabía que la beta era el 7, me imaginé yendo a verla el 11 con un regalito (una cajita con unos patucos dentro) y decírselo así, el día de su cumple…pero ahora no sé qué hacer. ¿Debería callarme y esperar al 21? También es una opción buena porque resulta que el 22 es el cumple de mi hermano, puedo repetir la operación patucos el 22…

Ay qué complicado todo…jolín. Pero bueno, no voy a lamentarme, como ya he dicho pase lo que pase esto es una buena noticia y así me lo voy a tomar porque de verdad que hoy siento que estoy más cerca.

 

 

 

 

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