Fin del Omifín + pequeño manual de cómo tratar a una infértil hormonada

Después de mi primer tratamiento con Omifín, mi regla ha aparecido tan puntual como siempre. Eso sí, mucha cantidad, muchos dolores, muchos síntomas premenstruales…menudo mes más malo he pasado. Mal humor, tristeza (sobre todo justo antes de bajarme la regla), un cabreo constante con la vida, con quien me rodeaba y con el universo en general.

La verdad es que no me esperaba que las pastillas me afectasen tanto. Creo que anímicamente he estado peor que cuando me pinchaba el Puregón…además, la regla me ha venido igual que entonces, súper dolorosa, súper intensa, sangrando unos coágulos horribles. Pero bueno, ya me lo dijo la ginecóloga, «los tratamientos hormonales son como una regla multiplicada por 17». Y así es…

Si os soy sincera pensé que después del aborto el Omifín funcionaría por si sólo. Creía que si habíamos sido capaces de concebir de manera natural, aunque no hubiese cuajado, con la ayuda del Omifín podría salir bien. Por eso tomamos la decisión de saltarnos a la torera lo que ponía en el papel (no tener relaciones sin protección mientras tomaba las pastillas) e intentarlo.

Obviamente no ha salido bien y ahora espero que haber hecho lo que nos ha dado la gana no haya alterado los resultados de la analítica y tengamos que volver a empezar. El 22 de agosto tenemos la cita en repro para ver los resultados y que nos cuenten los siguientes pasos, así que ya os iré contando.

Mientras, a mi alrededor, mis amigas siguen quedándose embarazadas, la gente sigue contándome historias de chicas que se quedan con el diu puesto o tomando la píldora, me siguen diciendo la maldita frase de «en cuanto te relajes», continúan diciéndonos que ya verás, que lo vamos a conseguir y seguro, segurito por nosotros mismos. Me dan unas ganas de mandarles a todo a la mierda que ni se lo imaginan. La gente yo ya no sé si es que es muy ignorante, muy poco empática, muy «quedabien» o simplemente es que son unos gilipollas sin un ápice de sensibilidad en sus cuerpos. ¿De verdad después de todo lo que llevamos pasado te atreves a decirme que me tengo que relajar? ¿que nos vamos a quedar así, cuando menos lo esperemos? Tampoco sé qué es exactamente lo que hay que decir en estos casos, supongo que me conformaría con un «ánimo», o un «estoy a tu lado», o simple y llanamente con un abrazo. Así, sin más. No me digas nada, sólo dame un abrazo y dime que estás conmigo, que me vas a escuchar si quiero hablar y me vas a respetar si no quiero.

No me cuentes milongas. No me digas cuando comento que nos vamos de viaje (algo que afortunadamente hacemos con frecuencia) que de ahí va a venir el niño. Me voy de vacaciones, a relajarme, no voy a pensar en mis problemas sino a todo lo contrario…por favor, no me lo recuerdes tú. Cállate, de verdad, cállate un segundo y piensa. Tómate la molestia de pensar un segundo en cómo pueden afectar tus palabras. Y si no estás seguro de la respuesta, lo más acertado es que te calles. Sin más. Yo lo voy a entender y lo voy a apreciar. Y recuerda que te quiero, que sé que me quieres y que entiendo que dices esas cosas por y para animarme. Pero lo que único que haces es daño. Y te pido perdón desde ya por la dureza de mis palabras, por mis contestaciones envenenadas, mis borderías, mis enfados, mis rabietas y por mis llantos. No te los mereces, yo lo sé. No tienes porqué entenderme, no te lo voy a pedir.

No soy como tú. Para ti la reproducción es algo natural, fácil. Un proceso gratuito, indoloro, ¡incluso placentero! fíjate qué diferencia…no…no soy como tú. Para mí es un proceso que me deshumaniza. El ser humano tiene un orden en su vida: nace, crece, se reproduce y muere ¿verdad? Pues yo dejé de crecer hace ya bastantes años.

No tengo paciencia para ti. Ya lo siento. Cuando estoy hormonada soy una egoísta, una egocéntrica cuyo eje gira alrededor del infermundo. Pero se pasa, te prometo que se pasa porque ya lo he vivido antes. No voy a pedirte ayuda. No necesito nada. No me pasa nada y me pasa todo y no, no se puede controlar. Déjame, quiéreme, quédate o márchate, haz lo que creas conveniente.

La vida me tenía planeada esta putadita y yo no tenía ni idea. Aunque la mayoría de los días lo llevo bien, hay días jodidos. Los peores desde luego son con las hormonas, así que desde aquí también quiero animar a todas las que estáis pasando por esto, que sí, que se pasa. Que no estamos solas. Que hay nubes, tormentas, huracanes si me apuras…pero siempre vuelve a salir el sol. Que nada ni nadie os robe la sonrisa mis luchadoras. Es lo que nos ha tocado y ya sabéis lo que dicen: se gana o se pierde, pero siempre, SIEMPRE…se aprende.

Ánimo.

 

 

 

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s