6º día de beta espera

Hoy sólo quería escribir para dejar de volverme loca. Para repetirme a mí misma que hay esperanza, que no tengo que ser negativa, que esto puede salir bien, joder.

Todavía me quedan un montón de días de espera, un montón de días de incertidumbre en los que no se muy bien como estoy o como quiero estar. Me explico: por las mañanas me levanto bien, no me duele nada (sólo los pechos…bueno los PECHOTES, porque vaya tela…), no suelo tener la tripa muy hinchada y antes de salir de casa incluso consigo ir al baño y todo (porque otro síntoma brutal es el estreñimiento que estoy teniendo) Pues bien, en ese momento en el que me encuentro físicamente bien es cuando peor estoy. Anímicamente…fatal, vamos. Y es que a medida que avanza el día, si no tengo ningún síntoma me empiezo a rayar, a tocarme los pechotes a ver si siguen doliendo, a ir al baño en cuanto me noto un poco de flujo a ver si es sangre…una locura todo, ya lo sé.

Después de comer me empiezo a encontrar peor físicamente y entonces ya me empiezo a animar (madre mía estoy fatal de lo mío). Como ya no me puedo tomar ese café VITAL para mi organismo activo y trabajador pues me voy durmiendo por las esquinas y creo que soy la persona menos productiva de la empresa, eso seguro. Una vez pasada la modorra, empiezan los pinchacitos en la zona de los ovarios. Son molestos pero me tranquilizan un montón. No tengo ni idea de porqué me tranquilizan, porque en realidad en los blogs que he mirado puede ser un síntoma de embarazo o no, pero como los he tenido desde el primer día pues…yo que se.

Sobre las 7 de la tarde llego a casa, me ducho, me pongo el pijama y….me como una vaca. Me entra un hambre voraz que no puedo controlar. Una loncha de jamón cocido, una patatuela, venga sólo una, bueno en verdad me voy a comer un par que esa era pequeña y se me ha quedado en una muela…buf, estoy segura de que es la ansiedad pero vamos, como siga así voy a engordar ahora todo lo que tengo que engordar en el embarazo.

Sobre las 22.00 ceno, por supuesto sano y ligerito. Verduritas a la plancha, sopita de fideos, pescadito…cosas así (jajaja cuando me he puesto morada en la merienda, tengo un papo…). Y al rato estoy frita como un lirón. Y ese es mi día a día. Sé que tendría que hacer cosas, que los días se me pasarían más rápido pero no puedo evitarlo. Me encierro en mi soledad, en mi movida y en mi casa. Tranquilita, o la versión de la tranquilidad de la beta espera.

Por lo que he ido leyendo, estos días que vienen ahora son claves. Se supone que si mis pequeñines han decidido no quedarse conmigo, el pecho me dejará de doler en breves, comenzaré a manchar y…pero bueno, no voy a pensar en eso. De momento tengo las tetas como piedras y llevo no se cuántos días sin poder dormir boca abajo de los dolores. Benditos dolores…vaya tela.

Bueno, me quedan 8 días. Ya mismo lo tengo hecho. De todas formas me pasaré por aquí en unos días para contaros como voy…si consigo no comerme a mi misma hasta entonces y que no me encierren por chalada.

Ya no hace falta que os diga que os veo en mis sueños, ahora os veo a todas horas. En esas fotos, en mi tripita, en mi mirada, en los dolores, en el cansancio, en el hambre, en la alegría, en las ganas… Os veo en mí. Mis pequeños Little fighters.

 

 

 

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