Lo primero que quiero decirte es que no te lo tomes a mal. No te llamo coneja para ofenderte, sino para diferenciarte de nosotras las infértiles. Ojalá yo pudiera ser coneja! En serio, no hay nada ofensivo en tu nombre, todo lo contrario amiga coneja, créeme.
Una vez aclarado este punto, tengo que decir que existen muchos tipos de conejas, pero yo me voy a centrar en dos: Las Súper Conejas y las Cobayas.
Las conejas hiper-mega-fértiles a las que yo llamo las Súper Conejas son las dicen que se quedan a la primera y ¡¡es verdad!! Se quedan a la primera, oye. Coser y cantar. Estas son las conejas de verdad, las auténticas, las que más me gustan.
Tengo comprobado que las Súper Conejas no van fardando de fertilidad y es lo que más me gusta de ellas. Te lo cuentan como anécdota, no te toman por un ser extraño venido de otro planeta porque tú no te quedas y no te miran por encima del hombro (y mira que en cuestiones fértiles podrían hacerlo). Más bien es al contrario, tengo una súper amiga-Súper Coneja que incluso reconoce que lo raro es eso, pertenecer al exclusivo y selecto grupo de las Súper Conejas.
Porque aaaayyy cuánta conejilla hay por ahí fardando de Súper Coneja y no llega ni a cobaya!! Ésas, ésas son las que me tocan las pelotas sobremanera. Las listillas que te dan lecciones (las que te dicen que no te quedas porque no sabes cuándo ovulas, pues esas).
Verás Cobayita, cuando te compraste un coche familiar, de repente dejaste de fumar y te mudaste a una casa más grande (todo esto hace ya más de un año) y de repente me dices que estás embarazada, que no lo estabas buscando y que por supuesto «te quedaste a la primera» pasan dos cosas: la primera es que me estás tomando por gilipollas y no me hace ninguna gracia y la segunda es que eres una cobaya acomplejada. Acéptalo, no eres una Súper Coneja, no pasa nada! Yo voy muy por detrás tuya en la carrera de la fertilidad y chica, es lo que hay.
¿Te imaginas que si consigo quedarme fuese diciendo por ahí que me he quedado…qué sé yo…a la segunda? A veces pienso que las Cobayas están coaccionadas por el ego viril de sus gordis. O por el ego viril de sus gordis del que ellas mismas quieren presumir. Como si la calidad del esperma hiciese al hombre, qué tontería por dios.
Pero sí que es cierto que hay muchos gordis que se lo creen y lo pasan fatal. En mi caso al mío le costó aceptar en un principio que había un problema. Me hizo mucha gracia cuando me leí el libro de Raquel Sánchez Silva «Tengo los óvulos contados» porque contaba el caso de un matrimonio cuyo seminograma no había salido muy allá. El chico medio ofendido le suelta a la doctora algo así como «Doctora, creo que esos resultados no son fiables, estaba nervioso y no salió todo lo que debería haber salido. Habría que repetir la prueba». Os juro que mi gordi me dijo exactamente lo mismo cuando supo sus resultados ( y eso que no eran malos del todo).
Es lo que hablaba en otro post anterior, estamos tan socialmente presionados que un fallo o una discordancia social como ésta puede resultar realmente traumático tanto para el hombre como para la mujer. Por eso me enfadan tanto las cobayas, porque son de las parejas afortunadas que consiguen tener bebés tarde o temprano sin ayuda, sin preocupaciones, sin medicamentos, ni dolores, ni pinchazos, ni histeria… sin dramas. ¿Por qué les preocupa ser como la mayoría de la población y estar en ese rango de los fértiles que tardan un año en conseguirlo? ¿Creen que sus maridos son menos hombres que el de una Súper Coneja? ¿O yo soy menos mujer que ellas? ¿Qué leches les pasa?
En fin, creo que era necesario especificar el concepto de coneja para poder seguir escribiendo sin ofender a mis adorables conejillas y a mi Súper Coneja del alma. Y ya de paso pedirlas perdón por no poder compartir con ellas el momento que están viviendo con sus bebés/niños como a mí realmente me gustaría vivirlo. Como seguramente lo vivan ellas conmigo y con mi golondrina. El ser humano y su egoísmo egocéntrico a veces te hace estas faenas, mi pequeño pajarito.
Y mientras sigo esperándote, sigo viéndote en mis sueños.
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